Incluso en días grises se puede brillar, tal y como demostraron Miriam y Miguel.
Solo con un simple roce, un cruce de manos o con una mirada, son capaces de transmitir sensaciones únicas y tan privadas que por un momento pueden parar el tiempo.
Como siempre se ha dicho, para que haya luz tiene que haber oscuridad y en este contexto es donde ellos nos dan este espectáculo único.